¡Batahola nos vende la luna!
Al respecto del reciente estreno
de la coproducción ¿Quién nos vendió la luna? del Centro Nacional de Teatro y Grupo Batahola, en el marco del
programa “Teatro para todos los venezolanos 2013” y cuya función apreciamos en
la sala de usos múltiples del Centro de Bellas Artes “Amanda Muñoz de Urriola”
de Guanare el viernes 25 de octubre a las 10:00 a.m., han surgido una serie de
reflexiones válidas para revisarnos en diversos aspectos, tanto en el contexto
de la producción artística como en torno a la realidad de la sociedad
venezolana actual, inclusive como una mirada al acontecer latinoamericano en
general.
¿Quién nos vendió la luna? Es un
texto de Manuel Manzanilla en el cual se aborda una pintoresca situación que,
aunque desagradable y perjudicial, se suscita con demasiada frecuencia. Una
mirada al manejo de las relaciones, la toma de decisiones y los propósitos
inmersos en la espiral de poder nos permite darnos cuenta de las múltiples
fracturas que sufre esta estructura y todas las debilidades que le aquejan
cuando, en una situación coyuntural no se toman las decisiones correctas y se
desdibuja la posición de quienes ejercen la autoridad.
Batahola asume su encuentro con
el Centro nacional de Teatro con soltura y entereza, conservando su tendencia
original de hacer teatro infantil y familiar, con un conjunto de
características técnicas y estéticas que hacen su trabajo posible, sustentable
y circulante, eso se aplaude porque constituye un referente para entender una
agrupación que está tomando en serio su trabajo y no cede ante la tentación de
la “coproducción” evitando perderse entre efectismos innecesarios.
Por su parte, el dramaturgo ha
concebido personajes bien delineados, propios de la arquitectura social
imperante, e involucrados en una divertida y muy coherente sucesión de acciones
que nos pasean por una historia que bien podría decirse real, aquí o en
cualquier otro lugar. Mientras que la dirección, del mismo dramaturgo Manuel
Manzanilla, ha logrado concebir un espectáculo muy agradable con una estética
contemporánea y precisión en los elementos de la puesta, concentrando más la
fuerza en el trabajo de caracterización de cada personaje y sus parlamentos.
Los histriones, María Waleska
Borges, Mayeli Delfín, Alver Morón, Deymar Oropeza y Elvis Collado, con el
apoyo de Karina González, Jesús Arroyo y Gabriela Cisneros, entregan un trabajo
enteramente comprometido con el oficio teatral logrando plasmar interesantes
caricaturas sobre la escena.
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