Penitentes en el XXX FTO 2012.



Regalo de treinta años en el Festival de Teatro de Occidente.

Los acontecimientos propios del FTO demandan presencia para su comprensión y disfrute pleno, desde las letras intentamos transmitir el enorme impacto que sobre nuestra sociedad viene aportando este festival pero es imperativo acercarse, dejarse tocar por el festival, vivirlo y hacerlo propio.

Y así arribamos a la noche del miércoles 21 de noviembre de este apocalíptico año 2012, participando en primer lugar de la presentación del libro de E. A. Moreno-Uribe “Teatro 2012, Apuntes para su historia en Venezuela”, en las instalaciones del Centro Teatral de Occidente “Herman Lejter” de Guanare, como parte de las actividades especiales del FTO y cuyas palabras de presentación estuvieron a cargo del actor, dramaturgo y director de amplia trayectoria, Aníbal Grunn. Particularmente importante esta presentación que ya hace parte de la programación del festival desde hace varios años.

Relaciones sin sentido.

Luego a las 7:00 p.m. asistimos a la sala “Federico Collado” del mismo centro para presenciar la pieza teatral Tabataba de la Compañía Fratacho de Argentina. Sobre un texto de Bernard Marie Koltes y con la dirección de Raúl Notta.

Apreciamos entregadas actuaciones de los histriones Nazareth Gill y Artudo Ratcliff quienes interpretan a dos hermanos atrapados en una historia de relaciones tormentosas con tintes incestuosos y trastornados roles sociales.

Sin embargo, no podemos establecer si se trata propiamente de imprecisiones en el texto o un corte realizado al mismo, porque este aparece desprovisto de una estructura dramática que aporte sentido a las acciones. En su lugar presenta una repetición interminable de parlamentos que nos generan la sensación de estar frente a una maestra intentando que sus alumnos memoricen la lección. La dirección por su parte deja sin resolver la mayoría de las situaciones planteadas y propone una estética carente de sentido y valor artístico. Así se diluye la teatralidad de los personajes en medio de un conjunto de elementos que le juegan en contrario.

Convertidos en penitentes.

Almas en pena soportando el peso de sus propias decisiones, convertidos en penitentes condenados por intentar satisfacer sus carencias y superar sus luchas internas sin atreverse a agredir el estamento social que termina por aplastarlos con sus condicionamientos.

Penitentes es el espectáculo que el Teatro de Repertorio Latinoamericano TEATRELA, nos ha presentado en la sala Alberto Ravara del precitado centro teatral a las 9:00 p.m. y con las actuaciones de Ludwig Pineda, Delbis Cardona y José Gregorio Martínez, bajo la dirección de Costa Palamides.

Se trata de un texto del dramaturgo Elio Palencia, inspirado en la muerte de un alto mando eclesiástico y las situaciones que le rodean, que sirven de excusa para plantear una cruda reflexión a partir de una profunda crítica a todos los parámetros políticos y sociales vinculados a este triángulo amoroso.
Pero además es un espectáculo hermoso, con una impecable estética, apoyado en la extraordinaria actuación de estos tres potentes histriones y una planta de movimientos trazada por el director para establecer un juego macabro que ata y desata al espectador hasta conducirlo, exhausto, al momento mágico en el cual se rompen los grilletes del alma y todos nos reconocemos unidos en ese punto donde el amor trasciende todas las fronteras sociales y humanas.



La sala Ravara fue testigo de dos funciones en simultaneo: la que se opera en el escenario, desde donde nunca se rompe la tercera pared, pero se genera una intensa carga energética que alcanza al público y entonces allí se genera la segunda función, la del espectador atrapado en un marea de ideas, emociones y sensaciones encontradas, en un oleaje cuyas crestas se elevan terriblemente azotando la orilla de nuestras comodidades y obligando a reaccionar.

Agradecemos profundamente a TEATRELA el habernos visitado con este “monstruoso” espectáculo, encajando maravillosamente en la celebración de estos treinta años del FTO y que deja seguramente un impacto muy profundo en nuestra sociedad y constituye un auténtico regalo de treinta años.

Cerró la noche con el recital de boleros y poesía en la perra que llora, otro de los espacios del festival que con el transitar del tiempo y atravesando más de una metamorfosis ha venido ganando pertinencia y se consolida como un elemento característico de esta fiesta teatral.

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