Densa jornada del viernes 16 en el FTO 2012.
Noche de Psicosis, neurosis y misterios
trágicos en el FTO.
Montados en el carro de Baco iniciamos el
movimiento propio del Festival de Teatro de Occidente 2012 en el Centro Teatral
“Herman Lejter” apreciando dos importantes y densas obras de consagrados
autores. Una noche intensa de psicosis y neurosis avasallantes.
En primera instancia se presentó el Taller
Experimental de Teatro TET quienes desde Caracas nos trajeron “Las Criadas”, texto
de Jean Genet bajo la dirección de Guillermo Díaz Yuma. Genet escribe Las Criadas en 1947 inspirándose
en un hecho real que conmocionó a la opinión pública francesa y el cual toma
como excusa para mostrar la falsedad de los valores sociales en un denso texto
que se deleita en el ensayo de una ceremonia cruel en la cual dos criadas
planifican la muerte de su señora como salida final a su tragedia hasta que
ineludiblemente acaban siendo alcanzadas por ella.
En su propuesta escénica y como resultado de un
proceso de investigación, ensayo y ajuste, la agrupación recrea una atmósfera
surrealista para acompañar la belleza del texto con la plástica y estableciendo
con ello un marco conceptual para el desarrollo de las acciones. Disfrutamos
entonces de un diseño escenográfico impecable que se integra y aporta valor
emocional al desempeño de las actrices Mónica Quintero, Jariana Armas y Lya
Bonilla, quienes se lucen en la interpretación de sus personajes, manejando con
soltura el intercambio de roles y la ambigüedad de comportamiento propios de
los símbolos encarnados en ellas en cuanto se corresponden más a prototipos
sociales genéricos que a personalidades específicas.
Algunos problemas en la proyección vocal,
pequeñas interrupciones del ritmo y la energía del desempeño, no fueron
obstáculo para el disfrute de un producto teatral de muy alta factura que nos
acompañó la noche del 16 de noviembre del 2012, a las 7:30 p.m. en la sala
“Federico Collado” del precitado centro teatral de occidente como parte de la
programación de esta edición trigésima del FTO.
Avanzando la noche presenciamos a las 9:30 p.m.
en la sala “Alberto Ravara” del mismo centro teatral, la obra de la agrupación
actoral Teatro de la Baraja: Las neurosis sexuales de nuestros padres, escrita
por Lukas Bärfuss y dirigida, en una arriesgada y peligrosa propuesta, por Luis
Alfredo Ramirez.
Lukas Bärfuss no hace concesiones ni se
establece parámetros complacientes con el teatro ni con sus hacedores en la
creación de sus textos, hay en él, así lo expresa incluso públicamente, una
intención malévola casi de tornarse en reto que obligue a la revisión profunda
de nuestros propios demonios antes de abordar la tarea de prestar vida a sus
personajes. Esta obra no es la excepción y en ella el autor plantea a través de
un enrevesado y perverso juego de identidades trucadas, de comportamientos
simbólicos, el conflicto intenso que origina la idea de la libertad humana que
se ejerce desde la individualidad.
Así los histriones de La Baraja se ven forzados
a exhibir a partir de la excusa representada en el comportamiento sexual de un
grupo de personajes, la mecánica de una moral social donde la idea de libertad
es tan espantosa que se ha convertido en un concepto absurdo propio de mentes
alteradas. Pero esto no se logra plenamente en la práctica, la seducción del
texto evidente a despecho del metalenguaje oculto entre líneas enrumba al
director hacia una propuesta que raya en lo grotesco, con una intención que
aparece complaciente para determinados públicos y pierde en el camino su
conexión con las intenciones del dramaturgo.
Destaca de manera imponente la actuación de
Jenifer Urriola en el papel de Dora, una joven afectada por una enfermedad
mental, imagen del individuo que ejerce forzadamente su derecho a ser diferente
y esto le hace perder los límites. Ella se enfrenta a un entorno hostil que no
acepta la validez de sus diferencias y juega perversamente primero a
desentenderse y luego a reprimir violentamente, sin notar que es Dora quien
juega con ellos y consigo misma, afecta su entorno afectándose a sí misma y
como agravante lo disfruta.
Sin embargo, el resto del elenco aunque luce
pertinente en medio de serias afectaciones, no alcanza el nivel de desempeño de
la protagonista y se dispersan en acciones más mecánicas.
La dirección por su parte propone el abordaje
de la obra desde una estética bien lograda en la plástica más no en la
organicidad; la incorporación de cuadros visualmente agresivos para el
espectador, que quiere ver teatro y no un noticiero de televisión, pone trabas
en la comprensión y genera dudas en cuanto a las intenciones de la dirección.
En resumen, un trabajo complejo que aunque sin
duda posee un lugar propio en la realidad del teatro venezolano debe quedar
abierto a la posibilidad de ajustes y revisiones que permitan un
esclarecimiento de la dramaturgia para desde allí lograr una conceptualización
más concreta, entendiendo que si el camino es lo grotesco, tampoco se puede
perder de vista la estética del grotesco.
Cerramos así una noche intensa en este XXX
Festival de Teatro de Occidente, sin dejar de mencionar que horas antes, a las
6.00 p.m. en el Centro de Bellas Artes, sala Eduardo Moreno de la Escuela de
Teatro “José Antonio Páez” se estuvo presentado el elenco profesional de la
escuela con la obra “El ensayo de la Señora Braun, escrita y dirigida por
Manuel Manzanilla.
Cuando la tradición familiar es cumplida sin
dar espacio a la reflexión y tiene por único objetivo satisfacer caprichos y
conveniencias, sin duda su destino es la tragedia. Que si bien puede teñirse o
no de sangre, no por ello deja de ser terrible.
Y es precisamente la tragedia el hilo invisible
que sostiene cual macabras marionetas suspendidas del limbo, las almas en pena
de Sara, Ana, Antonio y todos los que comparten la historia de esta
conservadora familia. Sara Montes de Braun, repite una y otra vez el ensayo de
la desgracia para su hija, pensando tan solo en satisfacer su propio ego.
El ensayo de la Señora Braun es la última
producción de la Escuela de Teatro “José Antonio Páez” de Guanare, institución
que al celebrar sus 47 años de fértil trayectoria, se renueva y rescata la
razón de su génesis, ser el semillero de grandes talentos teatrales desde
Guanare para toda Venezuela.
La pluma del dramaturgo Manuel Manzanilla nos
entrega un texto limpio, elegante, coherentemente estructurado, que nos lleva a
conocer la historia de una familia atrapada por la trampa de tradiciones
familiares que lejos de asentarse sobre valores verdaderos se convierten en
armas de manipulación para el logro de mezquinos propósitos y sobre todo la
conquista del reconocimiento social por encima de cualquier ideal.
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