Robinson en la casa de Asterión



Lo primero que quizá se nos ocurre preguntar es ¿tienen algo en común Don Simón Rodríguez y el minotauro Asterión?

La genial pluma del maestro Tomás Jurado Zabala nos aclara la duda estableciendo un paralelismo entre ambos personajes, separados en el tiempo y las culturas, pero amalgamados en un mismo devenir; para relatarnos en una especie de delírium tremens el tránsito final de Samuel Robinson ya liberado y convertido otra vez en Simón rodríguez.

La noche del 05 de junio reciente pasado, en una accidentada jornada a causa de un apagón, la sala Federico Collado del Centro Teatral de Occidente “Herman Lejter”, en Guanare, prestó su espacio, su magia, cercanas las 8:30 p.m. para el estreno mundial de la obra “Robinson en la casa de Asterión” escrita por el precitado maestro Jurado Zabala y dirigida por Carlos Arroyo para la Compañía Regional de Teatro de Portuguesa.

Posteriormente en la misma sala, pero el día lunes 09 de junio a las 10:00 a.m. volvimos a disfrutar de esta producción en la cual Aníbal Grunn interpreta a Simón Rodríguez y Wilfredo Peraza encarna a Asterión, ambos con precisión y soltura, con claras señales de madures ya en la segunda ocasión de apreciarlos sobre el escenario.

En la obra, el dramaturgo recrea el instante final de la vida de Rodríguez y lo traslada al famoso laberinto de la isla de Creta, lugar de destierro del minotauro Asterión y en el cual ambos se encuentran y se enfrentan en un ritual simbólico que atraviesa la vida entera del maestro del Libertador y lo lleva al encuentro con sus demonios personales para acabar liberado de culpas, propias y ajenas, tras la catarsis experimentada.



¿Acaso no es la vida en si misma el laberinto y el minotauro un reflejo de nuestra propia oscuridad?

Grita el maestro y mentor del Genio de América verdades altisonantes, habla de realidades que después de doscientos años siguen tan vigentes que dan la impresión que el tiempo no ha transcurrido.

Un gran acierto del director ha sido el asumir su tarea no como un orfebre que moldea sino como un director de orquesta que conduce la ejecución virtuosa de sus músicos y así, ha logrado un espectáculo cuyo impacto se cimienta sobre las fortalezas de cada uno de los agentes que intervienen en su producción. La entrega honesta, bien calibrada y apasionadamente enérgica de los histriones y la capacidad probada del propio Arroyo en la creación de espacios plenos de surrealismo mágico.

Robinson en la casa de Asterión es una obra concebida no para públicos exigentes en la forma vanal del espectáculo, sino como un producto teatral de contenido exigente frente a sus espectadores, no es un texto complaciente en ningún sentido y ese quizá sea el argumento de mayor valor en estos tiempos oscuros en los cuales requerimos de artistas capaces de provocar reflexiones, de tentarnos al ejercicio del pensamiento crítico y no servidores de doctrinas, de ninguna especie, para que la libertad del pensamiento sea patrocinante de todas las libertades posibles.

Es así como la Compañía Regional de Teatro de Portuguesa y el Teatro Estable de Portuguesa nos entrega esta producción, llena de verdad, vibrante de teatralidad y digna de la estatura intelectual de Simón Rodríguez.

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