Pasión por el teatro y la cultura.



Sin fuegos artificiales iluminando el firmamento pero si con muchas miradas irradiadas por el brillo de la pasión por las tablas, se dio inicio a un evento que sin ninguna duda es el evento teatral más importante del occidente venezolano. El Festival de Teatro de Occidente una vez más levanta el telón para dar paso a una troupe de hombres y mujeres, diesmados por las circunstancias pero firmemente convencidos y apasionados por lo que hacen.


Carlos Arroyo y Aníbal Grunn continúan al frente de la organización, sin embargo, este año la logística operativa del festival recae sobre Carlos Moreno y Emilger Arroyo, nombres que vale la pena destacar porque conforman de alguna manera la punta de lanza de una nueva generación que ya empieza a tomar las riendas de este producto cultural que cuenta 35 años de existencia.

Las funciones artísticas dieron inicio con la presentación del Grupo Estable de Danza Contemporánea de la Universidad Nacional Experimental de las Artes (UNEARTES) CECA Portuguesa con la pieza “El Blanco de Orilla. Pensamientos de Zamora” bajo la  dirección y coreografía de Franklin González. Un espectáculo con una propuesta plástica irreverente y que es interpretado con solidez y precisión por los bailarines, lo cual lo hace interesante y cautivante. Sin embargo, su base argumental no queda del todo esclarecida, quizá por la carencia de un programa de mano o algún otro mecanismo que permita al público introducirse en el espíritu de la obra. Lo que si resulta innegable es la alta calidad del elenco y que conviene destacar porque es un síntoma evidente del importante trabajo que viene realizando la UNEARTES en favor del desarrollo de las artes en el país.



También este 20 de noviembre dio inicio la programación en el espacio alternativo “La Perra que Llora” con la presentación del reconocido Grupo Totuma, que con sus sones y parrandas abrieron la fiesta que es el Festival de Teatro de Occidente.



De esta manera, Guanare, la Compañía Regional de Teatro de Portuguesa, el Teatro Estable de Portuguesa y todas las organizaciones y dependencias oficiales que apoyan y acompañan este festival, continúan apostando por la consolidación de un evento que se viene ganando a pulso el derecho a formar parte de las tradiciones de nuestra ciudad y del occidente de Venezuela.
Desde tiempos inmemoriales el teatro es sinónimo de fiesta, de bullicio, de protesta, de reflexión. Y que mejor momento que esta profunda crisis que atravesamos los venezolanos para atrincherarnos, como decía Aquiles Nazoa, en los poderes creadores del pueblo y desde allí avanzar en la lucha por el progreso, la igualdad y la paz.

Es tiempo de festival, es tiempo de fiesta, es tiempo de retomar la esperanza, es tiempo de… un festival en movimiento!

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