Talentoso Batallón sin dirección.




A partir de los sucesos de la Batalla de Araure (1813), la Escuela Circo Social Venezolano conceptualiza y produce su más reciente espectáculo circense, denominado “Batallón sin nombre”, producto escénico que integra características del circo y teatro.

Apreciamos su tercera noche de funciones en las Instalaciones de la Carpa “Cacao” perteneciente a la Fundación Nacional de Circo de Venezuela y que ahora se encuentra ubicada en el parque “José Antonio Páez” de Guanare, esto la noche del sábado 19 de octubre del 2013 a las 7:30 p.m.

Resulta innegable que el circo tiene características y condiciones que le son muy propias en cuanto a técnicas de representación, la corriente de circo contemporáneo (apoyada en técnicas teatrales y sin uso de animales vivos) cuyo principal exponente es el mundialmente conocido Cirque du Soleil” ha definido la estética y condiciones actuales para el performance circense moderno. De manera que no puede abordarse un show como circense solo por el desempeño físico específico de su elenco.

Por otra parte, tampoco podemos negar verdades de gran valor en torno a la constitución de la Escuela Circo Social en el estado Portuguesa, específicamente en Guanare. Porque ha sido precisamente a través del tiempo como se ha venido demostrando su pertinencia como espacio y movimiento que aglutina un importante sector del talento artístico local que antes estuvo de alguna manera huérfano de condiciones y propósitos para expresarse.

Y hasta aquí estamos muy bien, pero conviene expresar una tercera verdad, y es que los movimientos surgen y se consolidan en torno a las ideas de uno o varios líderes.

Así es como llegamos hasta el “Batallón sin nombre”.

Un elenco entregado, dispuesto y absolutamente convencido de lo que saben hacer, conformado por Iveth Guevara, Karelis Salazar, Joelisa Hernández, Juan Mujica, Jean Fischetti, Yonder Rojas, Eduannys Márquez, Alberto Rangel, Deglis Pérez, Lesther Martinez, Emilio Parra, William Jaramillo, José Carrasquilla, Mariana Sira, Adelaida Escalona, Maibelys Gonzales, Yeferson Silva, Jhonatan Silva y Randy Montilla; aportan energía y vigor suficiente al espectáculo pero se diluye su esfuerzo en un montaje poco cuidado y una puesta en escena que aunque funcional no aporta valor suficiente al trabajo.

Y es que la fortaleza del elenco resulta afectada por la carencia de una dirección precisa y más enfocada en las condiciones del espectáculo circense y menos en el aspecto teatral.

De principio a fin nos encontramos con una producción que no desagrada pero tampoco engancha, transcurriendo en un ritmo carente de dinamismo en gran parte del show.  Grandilocuencia es un recurso ausente tanto en el montaje como en la puesta en escena que también requiere de mayor rigor estético en la composición de sus cuadros y denotada precisión en la planta de movimientos, evitando aquellas acciones que se vuelven monótonas por recurrentes.

La escuela Circo Social Venezolano ha evolucionado sin duda en el desempeño de su staff de talento, requiere entonces una evolución en todas sus áreas de acción y en cada uno de los elementos que intervienen en la creación de sus productos artísticos apuntalando un hacer concreto y completo que otorgue fuerza a su discurso ideológico fundamental.

No podemos finalizar este comentario sin felicitar el esfuerzo realizado por todo este equipo del cual sabemos, está lleno de potencialidades y creemos firmemente, pueden hacerlo todavía mucho mejor.

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