Entre perros calientes y súplicas a Santa Rita Hayworth.
La dialéctica de los sueños versus la realidad.
Disfrutamos de esta función el jueves 17 de agosto del 2017 en la Sala Experimental Muro Cultural Martex, Guanare, a las 6:30 pm.
Gracias Martex por creer y seguir creando!
Refrescante e interpelante es la reciente producción de la Agrupación
Teatral Martex creada a partir del texto “Don Shakespeare” original de Paul
Rivas Salazar, bajo la dirección del muy joven director Héctor Rodríguez siendo
esta apenas su tercera responsabilidad como director.
Martex apuesta a seguir creando y haciendo teatro a pesar de las
adversidades y, contra la desesperanza que parece invadir a la sociedad
venezolana, sirven al principio pedagógico sobre el cual se asienta el teatro
acercándose al público con contenidos de valor en sus propuestas.
“Don Shakespeare” es un texto fresco más no ligero, interesante e
ingenioso, que nos plantea en medio de situaciones hilarantes la permanente
dialéctica entre el perseguir los sueños personales o resignarnos ante
realidades agobiantes. Un texto que cobra vida en el espacio y consolida su fuerza
con una puesta en escena surrealista, agobiante a primera vista pero que luego
se va develando como parte del discurso teatral hasta dar la impresión de que
la locura de Dalí se ha volcado en aquella sala.
Porque indudablemente la vida del artista, si bien el oficio es de
ejecución meticulosa y precisa, requiere de grandes dosis de caos para oponerse
al peso de la realidad que suele coaccionar la libre expresión de las emociones.
De esto bastante saben Daniela (Jhessika Betancourt) y José (José
Bautista), amigos entrañables que terminan enfrentados en sus puntos de vista
por lo derroteros tomados por cada uno. Dos personajes sentidos, entregados en
su interpretación, histriones apasionados que equilibran su corta experiencia
con un sentido de compromiso y verdad indispensables para que el teatro siga
vivo y se vigorice en las nuevas generaciones. Destaca especialmente el
performance de Jhessika Betancourt por las exigencias propias de un personaje
cargado de transiciones ante las cuales ha logrado fluir con naturalidad.
La dirección por su parte ha centrado más su atención en el texto y la
ejecución de los histriones despojándose de ánimos efectistas para lograr un
producto más auténticamente teatral. Un teatro en el cual reímos, nos
conmovimos y reflexionamos. Un espectáculo capaz de generar inquietud por la
necesidad de encontrar un punto de equilibrio entre la realización de nuestros
sueños personales atendiendo las demandas de la realidad.
Gracias Martex por creer y seguir creando!
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