Entremeses en el Herman Lejter.

Hacia el viejo celoso de Cervantes.

Son ocho los entremeses legados por Cervantes al teatro. Ocho “juguetes cómicos” que, aunque protagonizados por los tipos ridículos de siempre: bobos, rufianes, vizcaínos, estudiantes, soldados, vejetes; y basados en situaciones convencionales, aparecen enriquecidos con lo más fino de su ingenio creativo. De entre estos entremeses, realizados en un ámbito de burlas y verdades, hallamos “El viejo celoso”. Puesto en escena por la A.C. Grupo Batahola en el centro Teatral de Occidente (Guanare), entre el 29 de julio y el 07 de agosto del 2011.

Pero la historia empezó antes. La producción de esta obra es resultado del taller de dirección teatral facilitado desde finales del año pasado por el maestro Aníbal Grunn, siendo a partir de allí que el joven actor Alvert Morón asume el retador oficio de dirigir y escoge “El viejo celoso” de Cervantes como su ópera prima, realizando su primera muestra en el mes de marzo pasado bajo la producción de Batahola.

Enfermo de celos, un viejo desposado con una joven dama no le permite tener visitas y mucho menos de hombres en su casa, situación ante la cual la esposa cansada del encierro y aburrida por la falta de “atenciones” del marido acude a una vecina para contarle sus males. Esta vecina le ayuda a tramar un engaño para solucionar sus inquietudes y superar el hastío que la situación le produce. Sin duda una situación más cotidiana de lo que suele admitirse y que el genio de Cervantes ha convertido en una comedia ejemplarizante.

Ahora bien, sobre el montaje en cuestión, es conveniente realizar varias acotaciones. En su estreno como director, Alvert Morón logra aciertos, quizá un poco tímidos por la inexperiencia, en el manejo de la puesta en escena, la iluminación y el ritmo del montaje. Sin embargo, y esto debe conducirnos a una reflexión al respecto, no logra consolidar en un todo el desempeño de los histriones los cuales lucen un trabajo pobremente estructurado, con sus excepciones.

Digo que hace falta una reflexión sobre el tema porque, quizá nuestros actores y actrices están de hábito acostumbrados al papel determinante de los directores en la construcción de sus personajes, faltando compromiso personal en esta tarea. Me atrevo a decir esto porque siento que el problema con el desempeño de los actores en este montaje pudiera relacionarse con el hecho de que la inexperiencia del director pudo hacerlo sentirse intimidado ante el elenco (que cuenta con destacadas figuras de la actuación en el estado) y de allí la sensación de que no estuvimos ante un espectáculo bien acabado.

Conviene por tanto hacer revisiones, en la dicción y el ritmo para no atropellar el texto, en la construcción de los personajes para lograr actuaciones más convincentes y en el concepto de los entremeses para conseguir el clima necesario sin llegar a la sobreactuación. De seguro estamos ante un nuevo talento de la dirección teatral, dejaremos que el tiempo y la práctica digan el resto.

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